Un niño es llevado a un cuarto en donde no hay nada más que una silla y una mesa sobre la que hay un plato con un malvavisco. La persona que lo acompaña, antes de dejarlo solo durante un tiempo, le ofrece 2 posibilidades: Si quiere puede comer el malvavisco inmediatamente o puede esperar a que ella regrese con un segundo malvavisco, que podrá comerse junto al primero si este permanece intacto. Sólo hay que tener un poco de paciencia...