Pichichi, es el apodo que se hizo sustantivo para referir al máximo anotador de la temporada, y adjetivo para celebrar las capacidades goleadoras de un futbolista. Pichichi existió. Se llamaba Rafael Moreno Aranzadi (1892-1922), era delantero y jugó oficialmente entre 1913 y 1921 para un solo equipo, el Athletic de Bilbao.
Vasco y goleador, antes de que naciera la Liga él ya se había destacado como gran figura del fútbol español. Ganó cuatro Copas del Rey -la máxima competición de su tiempo- y cinco Campeonatos del Norte en sus ocho años de carrera. Era el emblema de un club que comenzaba a construir su historia de magia y de grandeza. Y también resultaba un valioso integrante del seleccionado español: obtuvo la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920.
Hasta que fue llegando su declive y la afición pasó a censurar cada una de sus acciones, sin considerar los méritos pretéritos contraídos. Todo fue olvidado en el instante en que se conoció su óbito y Bilbao entero asistió al entierro, embargado por la emoción y el recuerdo de quien fuera un ídolo singular". Para él, la muerte fue una paradoja: resucitó al ídolo.
Su nombre quedó y queda asociado a los grandes cracks y estupendos goleadores que pasaron por el fútbol español.
El Trofeo Pichichi, una creación del diario Marca, se entrega desde la temporada 1952/53. Su primer ganador fue, casi como un determinismo, Telmo Zarra, el máximo anotador de la historia del Athletic de Bilbao -el club de Aranzadi- y de la Primera División. El segundo fue el genial Di Stéfano, prócer de la Casa Blanca. Luego llegaron nombres que la historia del fútbol ubica en la categoría de intocables: el húngaro Ferenc Puskas -cuatro veces ganador, en los años 60-, el español Quini -figura del Sporting Gijón y del Barcelona-, el Matador Mario Kempes -integrante del Hall of Fame del Valencia-, el mexicano Hugo Sánchez -ganadorcuatro veces consecutivas en los 80-, el clan brasileño de Bebeto, Ronaldo y Romario y el impecable Raúl González. Y ahora, con un duelo que bate marcas entre Messi -ganador en 2010- y Cristiano Ronaldo, autor de 41 tantos en la pasada temporada. Todos ellos, con orgullo, celebraron su condición de Pichichi.
Sobre Pichichi se escribieron textos diversos, se pintaron cuadros -como "Idilio en los campos de sport", de Aurelio Arteta-, lo homenajearon con menciones especiales, esculturas, bustos. Su juego y sus goles lo convirtieron en leyenda. La muerte temprana -a los 29 años- lo convirtió en mito.
Aurelio Arteta inmortalizó a Rafael Moreno en este cuadro, Idilio en los Campos de Sport, en el que el mítico futbolista dialoga con la que sería su esposa, Avelina Rodríguez |