En la realización de un time-lapse, la cámara del fotógrafo permanece quieta en un único punto durante todo el tiempo en que se esta está realizando la secuencia de fotos. En cambio, en la de un hyper-lapse, el fotógrafo se desplaza permanentemente entre toma y toma con el fin de provocar la total sensación de movimiento. Este sencillo cambio modifica toda la experiencia y el resultado final es extraordinario.